"EL CASO RAMSEY"
En la fría madrugada del 26 de diciembre de 1996, el mundo descubrió una pesadilla escondida tras las luces navideñas: JonBenet Ramsey, una niña de seis años y aspirante a reina de belleza infantil, fue hallada sin vida en el sótano de la mansión familiar en Boulder, Colorado.
Aquella mañana cuando Patsy, la madre de la pequeña, descendía las escaleras para hacer el desayuno, tropezó con una nota de tres páginas, con un tono teatral y una petición exacta de 118.000 dólares -curiosamente la misma cantidad que el bono de Navidad que acaba de recibir su marido- de rescate. Las palabras, escritas a rotulador, parecían más una obra que una amenaza real. La pequeña JonBenet, no estaba en su cama.
La policía llegó en minutos. Miraron, hablaron con los padres, inspeccionaron uno y otro piso...pero jamás abrieron la puerta del sótano. Pasaron horas. Familiares y amigos entraban y salían. El escenario se contaminó. Luego llegó John Ramsey acompañado por un amigo. Bajaron al sótano, y cuando abrieron la puerta, allí, en el suelo, envuelta en su sábana, yacía JonBenet, con cinta adhesiva cubriéndole la boca y una cuerda de nylon amarrada al cuello, atada a un pincel roto como si fuera una macabra firma personal del asesino. El daño cerebral revelaba heridas brutales y la autopsia confirmó que murió por asfixia acompañada de un fuete traumatismo en el cráneo.
Esa tarde, JonBenet dejó de ser la niña prodigio de los concursos de belleza y se convertió en un enigma. El informe médico reveló que sufrió abusos sexuales y hallaron restos de ADN masculino en el cuerpo, sin embargo, en esa época, dichos estudios no estaban tan desarrollados.
La mirada pública se fijo en la familia. Se difundieron los videos de la pequeña en los certámenes de belleza y baile y comenzaron a verse, de cara a la sociedad, con otros ojos, no tan inocentes. Detalles, contradicciones, versiones cambiantes: John estaba frío, calmado; Patsy, consumida por el llanto. El agente que primero acudió al lugar aún recuerda su inquietud. Patsy, sentada en una silla, mirando fijamente sin mover un músculo, y bajo ella, a quince pies de distancia, el cuerpo de JonBenet.
En abril de 1997, la fiscalía colocó a los padres en la intensa sospecha pública. Sin pruebas concluyentes, interrogaron al hijo de tan solo nueve años, examinaron notas, análisis caligráficos: Jonh no escribió la nota pero Patsy no estaba descartada. El caso se llevo ante un gran jurado, sin embargo, no hubo cargos. En 2007, con la recuperación de las pruebas de ADN, exoneraron oficialmente a toda la familia.
Y el misterio se solidificó: ADN de un hombre no identificado, sin nombre, sin rostro. ¿Un intruso? ¿Una presencia fugaz que atravesó una Navidad con oscuridad? Las teorías se dispararon, surgieron sospechas sobre distintos individuos. Un hombre que confesó ser el autor, pero su ADN no lo vinculo al crimen; otro, obsesionado con el caso, vivía cerca y coleccionaba imágenes de la niña; un electricista que dejo huellas de sus botas en la escena...ninguno coincidía con los rastros biológicos encontrados.
Décadas después, el misterio persiste. En 2024, una docuserie reabrió el caso analizando cada error, cada rumor, cada sustracción de pistas. Un retrato de una investigación torcida por la obsesión, los prejuicios y la fama. Más de 1.400 evidencias, 140 sospechosos interrogados y aún ninguna respuesta definitiva. El caso sigue abierto, cualquiera es sospechoso, nada se descarta.
Queda, en el silencio helado de esa casa, la pregunta que no cesa ¿qué ocurrió aquella noche?. El eco del crimen sigue latente en cada escalón, en cada página de informe, en cada intercambio de ADN...Una niña, una nota, un sótano y un misterio sin resolver.
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